Recuerdo de entrevista de Consuelo Araujo a Jaime Bateman. Por: Jaime Araújo Renteria desde Colombia

Nuestro columnista, el Dr. Jaime Araujo Rentería, nos ilustra, desde Colombia, con  la entrevista de su tía, Consuelo Araujo, al ideólogo del M-19, Jaime Bateman. De gran importancia en estos momentos, cuando un miembro de ese grupo, accedió al poder político y democrático, como lo expresó el comandante Bateman, si se podía y se pudo, y estamos viendo el Cambio, del que hablo en su momento.


Nota de la dirección:

Con ocasión de los 41 años (28 de abril de 1983), de la muerte de Jaime Bateman Cayón, cofundador y comandante máximo del Movimiento 19 de abrl (M-19), Radio Guatapurí publica el primero de una serie de tres reportajes que Consuelo Araujonoguera le hizo al mencionado ideólogo del M-19.

Publicado originalmente en El Espectador, el sábado 15 de noviembre de 1980.

Confesiones de Bateman

A todos cuantos estamos dentro de este oficio periodístico nos llega un abundante y variadísima correspondencia. La gente de las más diferentes esferas y condiciones creen ver en quienes ejercemos el periodismo sino la solución, por lo menos, un catalizador a sus angustias, sus necesidades, sus esperanzas y toda la tremenda injusticia que los golpea. Por eso recibimos cartas que van desde la queja por el alza en los servicios públicos, el rechazo a las exigencias de los colegios particulares, pasando por toda una gama extensísima de peticiones de ayuda, hasta la más insólitas como aquella del capataz, que se queja y maldice porque a su hija de solo 14 años se la embarazó… ¡el juez de la población!

Pero si uno recibe un día cualquiera una carta firmada nada menos que por el jefe máximo de la organización guerrillera que tuvo el país en jaque con la toma de la embajada y que ahora mismo lo tiene a la expectativa con el debate del proyecto de amnistía…  y si esa carta –amable, cordial, respetuosa– contiene una invitación para ir a la fuente misma donde ahora está una de las noticias más trascendentales del momento.. y si uno se la ha pasado haciendo o tratando de hacer un periodismo de investigación, objetivo, directo, imparcial y justo que lo mismo lo lleva a hacer la crítica dura y descarnada al jefe de gobierno por cualquier actitud que no se comparta, que al permanecer ocho horas frente a él poniéndolo a “confesarse”, entonces amables lectores es cuando uno siente que el mundo se le viene encima y que, en medio del montón de consideraciones que uno se hace, todavía asustado y perplejo por semejante escogimiento, al final lo único que prevalece es la sabiduría del dicho aquel de que “la oportunidad la pintan calva” y decide entonces que sí. Que entrevistar a Jaime Batman Cayón no es una opción diaria ni fácil para ningún periodista y que si uno fue el elegido pues… lo más acorde con el oficio es aceptar el riesgo, preparar la grabadora, llenar los pulmones de aire, rezar todo lo que uno sabe, agarrar la mano al ángel de la guarda y aceptar esa cita que ni uno mismo sabe a dónde diablos lo va a conducir.

 Un revoltillo de sentimientos

Cuando un poco más tarde de las 8 a.m. y varias cuadras más arriba del edificio donde vivo me embarqué en un carro con estos tres tipos que me salieron al paso sonriendo y uno de los cuales me dijo: “Tranquila Cacica, nosotros somos…” yo iba pensando en mis hijos (¿y si no regreso con vida, Dios mío, qué les voy a decir?), en mis hermanos (era lo único que nos faltaba que le hiciera reportajes al M-19), en el general Camacho Leiva (¿será que el general me defiende si acaso me torturan en el B-2-?) ,en Don Guillermo y, sobre todo, en Don Gabriel Cano (¡Ay Cacica! a ti nunca te ha de faltar un lío entre manos) y un verdadero revoltillo de sentimientos me agarró el alma que se me llenó de ansiedad y miedo. El hombre, alto, de gafas y con un afro espectacular, que conducía el vehículo me miraba de reojo y sonreía y yo trataba de no mostrarme nerviosa y solo me di cuenta cuando lo estaba cuando el cigarrillo que me brindaron y encendieron en mi mano me tenía la cara llena de humo.

Recordé, que no solo nunca había fumado, sino que me molestaba tremendamente el humo que expelían los demás.

Después ellos me dijeron que el viaje solo había durado “dos horitas más o menos”, pero yo juraba que eran 24 o quizás 48. Al final, el del volante pito dos veces con un sonido que yo imaginé era una clave y se abrió el portón. Dentro, en una salita deliberadamente escuálida de adornos que se hacía más desolada y fría por el blanco brillante de las paredes y por ese ruido sordo y monótono de un aparato de aire acondicionado, me dijeron que me sentara “un momentico” porque “ya viene”.

Fue ese el momentico en que metí la mano a la mochila y agarré el pequeño librito de los salmos que me regaló mi hermana mayor y que siempre me acompaña a todas partes… “Tú eres mi refugio y mi ciudadela, mi Dios en quien confío...” (Yo sentía ya el tableteo de las ametralladoras del pelotón que debía estarnos siguiendo los pasos). “Es Yahvé quien juzga a los pueblos. Defiende Señor mi causa según la justicia y según la inocencia que hay en mí”. (Me sentía con las manos amarradas a la espalda y a la cabeza dentro de un tanque de agua helada sin poder respirar…) “Que mi juicio salga de tu presencia y vean tus ojos lo que es recto.”

“Una época en la vida del país”

La verdad fue que cuando vine a darme cuenta, el que estaba frente a mí sonriendo mientras me veían casi doblada sobre el librito, no era ni el general Camacho, ni el interrogador, ni el doctor Zea, sino el mismísimo Jaime Bateman con ese mismo brusquero en la cabeza y unos bigotes de charro mexicano. Al rato ya estábamos hablando a nuestras anchas después, claro, de haberme tomado dos vasos de agua helada que refrescaron la garganta y me congelaron el miedo.

—  Ya todo el país conoce muchas cosas de su vida y de su trabajo político pero hay una pregunta que siempre me he formulado a solas cuando leo algo sobre usted y su movimiento: ¿Qué es concretamente, qué busca y para dónde va exactamente el M-19? Si es una organización guerrillera porque sí, porque eso es lo que está de moda o si, por el contrario, tiene suficiente madurez política y social para enfrentarse, en una perspectiva más amplia, a los problemas del orden nacional?

“Esa pregunta más o menos me la hizo Germán Castro Caicedo en otra oportunidad y madurando la cuestión yo creo que la organización representa una época de la vida política del país… una generación frustrada a la que le han violentado sus mejores esquemas, a la que le han asesinado sus mejores dirigentes y que por lo mismo no ha tenido posibilidad de desarrollar su aspiraciones. El Frente Nacional quiso ser una alternativa novedosa de apertura democrática y de cambio social, pero fracasó y eso para nuestra generación fue la frustración total. Los años 60 fueron testigos de un alzamiento juvenil de grandes dimensiones en el cual nosotros participamos abiertamente primero en contra la dictadura de Rojas Pinilla, luego apoyando las ideas que nos ofrecían un nuevo paraíso democrático y cuando llegaron los aires de la revolución cubana todos estuvimos integrados a esas luchas que para nosotros aquí en Colombia era más románticas que reales. Pero la época de los años sesenta en general fue una época negativa para toda la gente que piensa que debe haber un cambio: El Frente Unido que Camilo Torres impulsó se acabó con su muerte, el MRL que era una gran esperanza no salió con nada, la Alianza Nacional Popular que fue un gran compromiso histórico y un gran movimiento de masas también se evaporó… Entonces pienso que el M-19 es el que ha recogido social y políticamente las aspiraciones de todas esas tendencias en estas dos décadas. Es difícil decir que nosotros perseguimos determinada idea u objetivo. Este realmente ha sido un movimiento de rebeldía, de inconformidad que representa lo que la inmensa mayoría de la población busca y quiere.”

“Siempre hemos sido clandestinos”

—  Pero, si como usted mismo lo expresa, se considera el aglutinante y la representación de todos esos grupos políticos que fueron desapareciendo, ¿por qué entraron a funcionar en la clandestinidad y no se lanzaron abiertamente como un grupo político al debate democrático, participando en las elecciones?

“Porque la inconformidad y la rebeldía siempre ha sido clandestinas, ¿cierto?”, –dice un poco filosóficamente y usando la última palabra como una monoritmica muletilla verbal que no va a abandonar ni un segundo durante la conversación.– “Que yo recuerde… – agrega como haciendo memoria– sólo en la época del MRL donde tuvimos una participación de masas, abiertamente hicimos manifestación en Santa Marta, Barranquilla, aquí en Bogotá… y eso siempre con restricciones y riesgos.”

 —  Pero es que usted da como razón la de que “siempre hemos sido clandestinos” y yo lo que quiero es que me aclare y explique el porqué de ese “siempre” ¿por qué no piensan en que no “siempre” van a poder seguir así?”

“Porque nos hemos dado cuenta a través de la experiencia, que es perfectamente imposible, desarrollarse políticamente en el país.”

—   No entiendo. ¿Querrá usted decir acaso que es imposible dentro de los parámetros legales?

“Exacto. Teniendo todas las posibilidades del actual sistema, siempre nos hemos visto reprimidos, siempre hemos descubierto que podemos llegar únicamente hasta un punto, hasta un límite no más. Es un poco la aplicación de aquella teoría del nivel de incompetencia, pero no realmente por incompetencia nuestra sino porque el sistema en sí no los impide.”

—   Mejor dicho, ¿usted no cree que el éxito desde el punto de vista publicitario que ha tenido ustedes hubiera sido igual dentro los niveles legales?

“No, creo que no. Los movimientos políticos de masas en Colombia tienen el gran problema del sistema que, por su esencia, su contenido, su estructura, no les permite desarrollarse en la oposición. Hace poco el doctor Luis Carlos Galán decía claramente que en Colombia la oposición es igual a subversión.

Eso ha sido tradicional al país; entonces para nosotros que somos y seguimos siendo gente sin mucha experiencia política, resulta realmente duro saber que cuando el movimiento está desarrollándose socialmente, ya debemos de tener en cuenta que va a haber un tope en ese desarrollo, ese tope es la represión, por eso la mayoría de la juventud se repliega hacia formas diferentes de luchas, a pesar de que está consciente y sabe que lo mejor de la juventud colombiana de estas dos últimas décadas han muerto o está presa porque han tratado de buscar canales diferentes a los institucionales.”

“Pero la clandestinidad es una etapa”

—   Bueno, pasando al plano nacional actual que está viviendo el país y el M-19 a través de la propuesta de amnistía presentada por el gobierno (y que más adelante trataremos más a fondo) ¿habría la posibilidad en un futuro, –no sé qué tan remoto o tan cercano– de que el M-19 entre a la vida pública y política como un grupo legalmente constituido?

“Nosotros aspiramos a eso. Mejor dicho, nosotros no somos estúpidos, ¿cierto? Creemos en verdad que la actividad legal amplia, es la que necesitamos, porque este país tiene 27 millones de personas y desde la ilegalidad no podemos dirigir ese caudal de orden nacional”

 —  Eso suena un poco contradictorio con sus respuestas de antes. ¿O será que el haber partido de la clandestinidad no era sino un paso necesario para poder más tarde formar un grupo político?

“Yo sí creo. Eso era inevitable. Era apenas una etapa”.

—¿Es decir que ustedes no les interesa quedarse en la clandestinidad?

“No nos interesa. Quiero decir que nosotros no somos ilegales porque nos guste. A nadie le puede gustar andar en los montes perseguidos por la autoridad, escondido día y noche. Nosotros quisiéramos estar dando nuestras opiniones, concientizando, organizando a las grandes masas populares; llevándolas hacia un compromiso político y social que le sirva al país porque al final de cuentas al fin de cuentas el problema es el país. No nosotros.”

— Dentro de esa posibilidad y démosla ya por sentada, que ustedes ingresen a la lucha pública,hay una pregunta que ustedes deben responder por qué la gente no cesa de formulársela, ¿Cuál es exactamente la ideología del M-19? Porque usted comprende que en un país tan cerradamente conservador, la gente mira con temor todo lo que se hable de cambio porque enseguida lo identifican con comunismo. Es más, a usted se le considera un marxista-leninista de clase A y muchos piensan que el M-19 no es sino una forma de colonización comunista. Explíqueme eso y aclárame eso para la gente: ¿cuál sería la ideología política del M-19?

“Le voy a responder con las palabras de López Michelsen cuando nos definía en el MRL. El decía más o menos… ¿cómo era que decía?... Sí, decía que el MRL no era un aparato político sino que éramos una conciencia social. Más o menos ese era el planteamiento de él y yo me aferro mucho esa definición porque aquí el problema no es de personas. En el M-19 hay de todo. Inclusive no somos un aparato político tradicional dentro de los esquemas de la izquierda aquí en Colombia. No nos parecemos ni nos vamos a aparecer a ninguna de las organizaciones izquierdas que hay aquí, por una razón muy sencilla y es la de que el M-19 representa el sentir de las aspiraciones de una muy heterogénea masa colombiana. Dentro de ese contexto se parece más al Partido Liberal o mejor aún a la Anapo de dónde vienen sus profundas raíces liberales y conservadoras, que a cualquier otra organización de tipo partidista moderno como los partidos comunistas o los partidos de izquierda que por lo general son aparatos rígidos y cerrados.”

“Nosotros somos la apertura democrática”

 “Claro –sigue diciendo– que el M-19 tiene sus funcionarios, su propaganda, sus finanzas, su Estado Mayor, su administración como cualquier organización que se precie de tal, pero lo importante es que representamos la idea del cambio, la verdadera democracia. Somos el diálogo, la necesidad de que en el país se debatan con el pueblo las cosas que se hacen en la dirección de la economíay  en la dirección del Estado. Por eso estamos a la expectativa y le planteamos al gobierno y a las clases aún gobernantes, que hay que dialogar, que el país no puede entrar en el proceso de una guerra civil.. que es hacia donde nos están llevando ellos porque no quieren darle al pueblo las oportunidades de desarrollo cultural, económico, intelectual a que tiene derecho, porque siguen concentrando la riqueza en unas cuantas manos… Ese es el gran problema y ahí esta es la base de todo y nosotros estamos dispuestos como políticos, como revolucionarios y como personas pensantes, a que haya un diálogo para concentrar en cosas tangibles y concretas las respuestas a todas estas necesidades. Pero eso depende de ellos… de las oligarquías y del gobierno. No de nosotros. Si ellos quieren la paz, pero una paz real y auténtica con garantías de conquistas sociales… tendremos paz. Pero si quieren violencia para nosotros, van a tener violencia para todos. Porque el pueblo va a responder. No es el M-19. Va a ser el pueblo que ya no da más y se le está agotando su resistencia y su mansedumbre. Este es el problema en discusión y que se está discutiendo con gran intensidad a partir del Cantón Norte y después de la toma de la embajada. Ese es el gran reto y la gran discusión que tenemos con el gobierno, no con el presidente Turbay. Porque el problema no es el doctor su Turbay sino la clase social y los monopolios que él representa.”



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