Nunca más fútbol. Cuento de Juan Andrés Silva.
No juego nunca más al fútbol. Nunca más fútbol. No saben jugar y es un sacrificio. Todos los domingos de mañana, madrugar, hacer no sé cuántos kilómetros para que los burros de mis compañeros no me devuelvan una pared, no tiren un centro decente, erren el gol cantado, comernos una goleada o nos empaten en la hora. No saben jugar y para peor el golero no agarra una y la defensa hace agua y los laterales no suben y el cinco no marca y yo que juego de diez veo la pelota todo el partido en el aire, ida y vuelta y no la baja nadie y no hacemos tres pases seguidos. Antes no era así, antes ganábamos y fuimos tricampeones; pero ahora están gordos, pelados, imprecisos, cansados. ¡No corren una! Y yo voy de acá para allá, juego de cinco, de ocho, de siete, de once, bajo a marcar, subo a definir porque el nueve es de madera y así no se puede seguir. Y yo que soy flaco, que nunca tomé una gota de alcohol, que nunca fumé un pucho, que me volvía temprano del baile y todo eso, tengo que correr por to